La voz es una huella imborrable de identidad. Un sello personal, mágico y cambiante.
Nuestro sonido es único y refleja todas nuestras peculiaridades físicas, mentales, emocionales y espirituales. La voz está teñida de nuestra historia personal, en ella albergan nuestras vivencias, emociones, recuerdos, paisajes interiores.
Por eso nos sentimos tan desnud@s y expuest@s al cantar; no tenemos donde escondernos cuando cantamos, todo se muestra… es un striptease del alma.
A través de la voz transmitimos infinidad de información, alguna muy evidente y otra muy sutil. La voz puede relajar, alterar, dormir, sanar, hacerte viajar, y despertar multitud de sentimientos, sensaciones y emociones. Mucho más allá de los conceptos y el sentido de las palabras, la sola vibración de nuestra voz nos desvela ante el mundo y, en la mayoría de los casos, apenas somos conscientes de la esencia que se desnuda a través de ella.
Explorar nuestra voz nos ayuda a conocernos mejor y a ser más conscientes de nosotr@s mism@s y, según nos vamos adentrando en ella, podemos comenzar un proceso de transformación, sanación y crecimiento personal, dándole a nuestra voz el lugar que le corresponde en nuestras vidas.
La voz es una poderosa vía de expresión, de comunicación y comunión con el mundo, de conexión con lo trascendente e intangible. Es también nuestro derecho a ser, a tomar nuestro poder y nuestro lugar en el mundo; a entregarnos, a compartir nuestra verdad, nuestra autenticidad, nuestra esencia.
Cantar nos transporta más allá del pensamiento, de la razón, de lo material y lo tangible. Cantar nos eleva, nos propulsa a otros estados de conciencia, nos conecta con lo inefable, con el corazón, con nuestra sabiduría profunda; nos muestra la dimensión sutil y mágica de nuestro ser.
¿Acaso piden permiso los pájaros para cantar?
Cantar es un regalo, un derecho, y no un privilegio de unos pocos.
Cantar alegra el corazón, une a los seres, disuelve los pesares y los conflictos, crea armonía en nuestras vidas.
Cantar libera, sana, empodera, dulcifica nuestros días y nos permite transitar la vida en una sana escucha, en conexión con nosotr@s mism@s y con todo lo que nos rodea.
Vivir cantando es sentirse siempre acompañado, es caminar de la mano de la belleza, la claridad y la sabiduría de nuestro ser.
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